domenica 30 novembre 2014

“Women in Combat?” We’ve “Been There” and “Done That”… End of Story

00 Marina Raskova. 23.02.13

 Marina Raskova (1912-43), Hero of the Soviet Union, she commanded the 125th Guards Bomber Aviation Regiment… her ashes were buried in the Moscow Kremlin wall in a state funeral.
 
The Second World War. 
Mariya Dolina (1922-2010), Hero of the Soviet Union, she also served in the 125th Guards Bomber Regiment (which received the title “Borisov named after M M Raskova” after Marina Raskova died in an air crash). 

Fonte: Voices from Russia 

Charla sobre la situación de Ucrania por tres voluntarios

Charla informativa sobre el conflicto ucraniano que tuvo lugar en Zaragoza el 25 de Octubre. 

Casi dos horas donde se tratan diversos temas; desde los partidos nazis como Pravy Sector y Svoboda, la situación actual en Donestk y Lugansk, y cómo se ha llegado a ésta. El movimiento Maidan, la tragedia de Odessa, así como la experiencia de la caravana antifascista, o la visión de los habitantes de Novorrossia sobre el derribo del avión de pasajeros de la compañía Malasya Airlines.



Fonte: Amistad Hispano-Soviética

Spetsnaz HD - Fearsome Russian Special Forces

Сводка новостей Новороссии (Новости Елена Красовская) 27.11.2014 / Summary of Novorussia news 27.11

Su-27Ps of the Russian Knights


Submarines by: Aleksandr Rozenbaum "подводные лодки"

Атомная Подводная Лодка (Щука-Б 971)

Aiuti umanitari russi a Donestk e Lugansk

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Donestk, 30 novembre – “Più di 100 camion del Ministero sono sulla strada del ritorno dopo la consegna degli aiuti umanitari nelle città di Donetsk e Lugansk nell’Ucraina orientale”, ha dichiarato oggi Oleg Voronov, vicecapo del centro nazionale di gestione delle crisi del Ministero delle Emergenze russo.
“Tutti i camion sono stati scaricati e stanno ritornando da Donetsk e Lugansk vuoti. Si stanno dirigendo verso il confine russo”.
Questa Domenica mattina più di 60 camion hanno consegnato oltre 800 tonnellate di carichi umanitari a Donetsk, mentre più di 40 camion ne hanno consegnati oltre 400 a Lugansk. Gli aiuti umanitari consistono in materiale edile e cibo, come carne e pesce in scatola e latte condensato.
Questo è l’ottavo convoglio umanitario che entra in Ucraina orientale dalla Russia, dal 16 novembre.
I sette precedenti convogli umanitari hanno consegnato complessivamente 9.500 tonnellate di aiuti – sempre materiale edile, cibo e medicinali.

Fonte: http://en.itar-tass.com/russia/764388

Tratto da: Stato e Potenza

Erich Honecker







29 November was the 73nd Anniversary of Zoya Kosmodemyankaya’s Martyrdom by the Fascists

Tanya Kukryniksy. Zoya Kosmodemyanskaya's Feat. 1942





01 Zoya Kosmodemyanskaya memorial





01 Zoya Kosmodemyanskaya monument in Partizanskaya Metro station

Entrevista a Oleg Popov, secretario general del Partido Comunista de Lugansk

Por Ibai Treviño, para Argia. Traducción Nahia Sanzo.

“Prefiero morir de pie que vivir de rodillas”, nos cuenta Oleg Popov, utilizando la célebre frase del Che Guevara, mientras nos dirigimos a la frontera. Conocimos a Popov en el edificio de la administración de Lugansk. “Además de la familia, lo más importante que tengo en el mundo es mi militancia política, dice. Es el secretario general del Partido Comunista de Lugansk y diputado de Lugansk y de Novorrusia. Pero Popov no es el político común y lucha arma en mano con la milicia popular.



Un comunista luchando por Novorrusia. ¿Por qué?
Revolucionarios y comunistas siempre hemos sido la vanguardia de la lucha contra el fascismo, también en Novorrusia. No hay más.

¿Cómo decidió tomar las armas e ir a la lucha?
Después de Maidan, este país se ha hecho nacionalista y fascista. El Gobierno de Kiev está plagado de fascistas. Hoy en día, los que nos quieren gobernar desde Kiev también son puros nazis y además han puesto en marcha esta “operación antiterrorista” contra Donbass. Nosotros, los comunistas, siempre estaremos a favor de la amistad con Rusia.

¿De dónde viene y a qué responde ese nuevo fascismo en Ucrania?
No es solo una guerra causada por el fascismo, el imperialismo y los intereses económicos han causado esta guerra. Estados Unidos quiere recuperar  la hegemonía global, pero les  resultará imposible ser dueños del mundo mientras Rusia esté ahí. Su objetivo es desestabilizar Rusia atacando su soberanía y para eso utilizan a grupos fascistas y nacionalistas aquí en Ucrania.

¿Es Novorrusia un proyecto político contra el nuevo fascismo político europeo?
Novorrusia es una resistencia contra el fascismo. Vamos a acabar con todos los fascistas. Pero Novorrusia también es una resistencia contra el imperialismo y contra Estados Unidos. Nosotros somos partidarios de la amistad entre todos los pueblos eslavos. Nuestro objetivo es construir una potencia fuerte y digna como la Unión Soviética y mandar a los yanquis a su casa.

¿Es Novorrusia un proyecto nacional con base socialista?
El objetivo de todo comunista es construir un mundo comunista, junto con los griegos, italianos, rusos, ucranianos o españoles. Novorrusia no es más que un primer paso para poner en marcha la lucha por ese objetivo.

Se ha hablado mucho sobre la variedad ideológica de la resistencia popular de Donbass: comunistas, socialistas, monárquicos, nacionalistas y demás. ¿Qué le parece?
La base de nuestra unión es hacerle frente al fascismo. La unidad de nuestro pueblo se sustenta sobre la lucha por la justicia, la verdad y la libertad. Los comunistas tenemos como modelo a Marx, Engels y Lenin. Somos partidarios de una revolución social contra el fascismo y la globalización. Nuestro objetivo es extender la lucha a todos los lugares del mundo. Nuestra ideología y nuestro proyecto político se basan en nuestra patria y en nuestro pueblo. Estamos con la gente y con el pueblo, es por ellos por lo que luchamos. El pueblo no quiere vivir bajo el yugo del fascismo, no quiere ser esclavo de un régimen fascista.

¿Qué forma de Estado defienden: un Estado independiente, socialista, o dentro de la Federación Rusa?
Nosotros somos partidarios de la amistad con los pueblos eslavos y soviéticos, así que también somos partidarios de la unión con Rusia y también de la unión con Ucrania, pero no con la Ucrania fascista actual.

No es común, al menos entre los políticos de Occidente, ver a un diputado con un arma en la mano luchando en el frente.
Hemos presenciado la muerte de civiles, mujeres, niños, y eso no se puede permitir. Por eso decidí unirme a la milicia, tomar las armas y luchar en el frente. Es inaceptable que los políticos estemos tranquilamente apoltronados mientras asesinan a civiles. Desde que comenzó la guerra, todos los sectores han hecho su aportación: los médicos, trabajadores, mineros, diputados y demás. Todos estamos con la lucha por este pueblo, por la defensa de nuestro pueblo.

Ya que también es comandante de la milicia, ¿cómo ve las perspectivas de la guerra? ¿Cómo valora el acuerdo de Minsk?
El Gobierno ucraniano teme perder este territorio, que es el único motivo para lanzar una ofensiva militar. El Gobierno sigue pensando que Simferópol y Crimea siguen siendo Ucrania y en Donbass les pasa algo similar. No hay alto el fuego y no quieren nada parecido.

¿Cuál es el objetivo: mantener el territorio actual y recuperar las partes de Donetsk y Lugansk bajo control de Ucrania o extenderse a todo lo que históricamente era Novorrusia?
Por el momento, queremos liberar Donetsk y Lugansk. Pero si Jerson, Odessa, Járkov o cualquiera de las siete repúblicas que forman Novorrusia nos pidieran ayuda, estaríamos ahí para ofrecérsela. Eso lo tenemos claro. Liberaremos Novorrusia y estaremos del lado de Rusia, aunque a Ucrania no lo quiera. Puede que no sea a corto plazo, sino a medio o largo plazo; un año, dos años… no sé cuándo, pero conseguiremos liberar toda Novorrusia porque hay muchos comunistas que quieren liberar Novorrusia. Venceremos, de eso no me cabe duda. 

Compagnie militari private e CIA operano segretamente in Ucraina


1393878793550.cached Di Walter Goobar. Traduzione di Ambra Burroni
Fonte: Millennium
Decine di agenti dell’Agenzia Centrale di Intelligence (CIA), dell’Ufficio federale di investigazione (FBI) e dell’agenzia dei mercenari Blackwater -che è stata ribattezzata con diversi nomi-, collaborano con il governo ucraino, giunto al potere a seguito della destituzione del presidente Viktor Yanukovich, al fine di consigliare le forze di sicurezza nella loro offensiva contro le milizie pro-russe del sud-est del paese, secondo quanto riportato dal quotidiano tedesco Bild.
Gli agenti “collaborano con Kiev in nome del Governo degli Stati Uniti per porre fine alla ribellione nel sud-est del paese e per instaurare un apparato di sicurezza che possa funzionare”, spiega Bild. Ciò nonostante, le loro attività si limitano a Kiev e non partecipano direttamente all’offensiva.
Il direttore CIA, John Brennan, ha visitato Kiev verso la metà di aprile e si è incontrato con il primo ministro, Arseni Yatseniuk, e il vicepresidente, Vitali Yarema, per trattare circa le vie sicure di trasmissione di informazioni statunitensi alle autorità ucraine.
Quindi, una portavoce del Dipartimento di Stato, Jen Psaki, ha affermato che non ci sia nulla da speculare per quanto riguarda la visita di Brennan a Kiev e ha assicurato che il direttore della CIA non ha prestato aiuti alle autorità per realizzare “operazioni tattiche” all’interno dell’Ucraina.
Il canale russo RT ricorda tuttavia che a seguito della visita di Brennan a Kiev, Yanukovich mise in relazione la sua presenza in Ucraina con l’inizio della prima fase di un’offensiva delle forze armate del Governo ucraino contro la città di Slaviansk, controllata dalle milizie prorusse. Brennan “ha approvato l’uso di armi e ha provocato un bagno di sangue”, secondo Yanukovich.
Altre fonti indicano che Washington si sarebbe permessa di introdurre mercenari Blackwater sul suolo europeo, più precisamente nel sud-est dell’Ucraina. Ma tutto ciò è qualcosa che la Casa Bianca non vuole chiarire.
La presenza di soldati di ventura del maggior esercito privato del mondo in Ucraina, attenta alle convenzioni internazionali in quanto all’uso di Compagnie Militari Private (PMC), all’interno di uno stato, l’Ucraina, che, qualunque sia il suo futuro immediato, Federazione o Repubblica, già è uno stato associato all’UE, quasi da un mese. Dunque, innanzitutto spetterebbe a Bruxelles la volontà di esigere il rispetto di un diritto tanto fondamentale come quello di non dover sopportare la presenza di mercenari legati alla ex-Blackwater.
Che i civili russofoni o filorussi appoggino e applaudano a russi mascherati e armati è una cosa, terribile senza dubbio; che a Kiev, i civili pro-UE applaudano a miliziani neonazisti armati è un’altra cosa ugualmente terrificante. Lasciare che mettano in ordine le cose fra di loro sarebbe normale,però questo non è ciò che pensano la Casa Bianca e la NATO.
L’eventualità che i servizi di intelligence statunitensi stiano tacitamente permettendo il dispiegamento nella polveriera ucraina, dove l’Europa ha tutto da perdere, di elementi armati e pagati di un’organizzazione così tristemente famosa come la Blackwater, rappresenta una nuova escalation nel conflitto. Questo dovrebbe, innanzitutto, come minimo spronare Bruxelles a esigere definitivi chiarimenti alla luce del Diritto Internazionale. Invocare con fermezza una reazione. Perché se ci sono mercenari in azione, cambia anche la misura del problema.
Le prime informazioni per quanto riguarda la presenza in Ucraina di mercenari di un’organizzazione che non può muovere nemmeno un dito senza autorizzazione tacita previa dei servizi di intervento-azione di Washington – servizi segreti per definizione -, ovviamente sono arrivate dalla capitale rivale, Mosca. Prima di ciò, avevano iniziato a circolare video su internet che effettivamente mostravano unità con equipaggiamento ultramoderno e uniformi militari da campagna in azione nello scenario di Piazza Maidan a Kiev.
Il 25 marzo scorso le informazioni furono riprese solo dai media russi e filorussi. La versione dell’agenzia Itar-TASS, la più precisa, cita una “fonte dei servizi interni ucraini” che, dopo aver partecipato ad una “recente riunione” con la presenza del presidente degli interni (filo-atlantico), Oleksandr Turchynov, quest’ultimo abbia affermato quanto segue: “Unità di mercenari saranno ingaggiate per raggiungere la sicurezza e la protezione dello stato” nelle regioni del sud-est, “data l’incapacità delle forze dell’ordine ucraine di far fronte ai capi e agli attivisti del movimento pro-russo.”
Se si mettono in relazione il tempo trascorso fra il video diffuso su internet e la rivelazione della riunione, si capisce che i mercenari erano già presenti in Ucraina, ancora prima del via formale alla decisione.
Secondo la stessa fonte dei servizi di sicurezza ucraini, citata da Itar-TASS, gli autori della proposta durante la riunione sono stati gli oligarchi Ihor Kolomoyskyi e Serhyi Taruta, recentemente nominati per far parte dell’esecutivo di fatto filo-atlantico come governatori di due regioni del sud-est del paese dove già prima imperavano come uomini di affari.
Itar-TASS ha affermato di sapere che la Compagnia Militare Privata ingaggiata sarebbe stata (o era già?) la Greystone Limited. Negli ampi dettagli riportati sulla stessa, è stato indicato che questa sarebbe la filiale del gruppo “Xe Services”, che è il nome con il quale si presenta buona parte della squadra che ai suoi giorni diresse la Blackwater (che, nel frattempo, già ha adottato un altro nome: “Academi”).
Altri media russi hanno ripreso queste notizie e a inizio aprile RIA-Novosti ha riportato le parole di un testimone oculare di Kiev, il quale affermava di aver visto lo sbarco di centinaia di individui carichi di zaini da voli commerciali o jet privati, e identificabili come mercenari.
L’8 di aprile il ministro russo per gli Affari Esteri ha dato credito per la prima volta a queste informazioni, e in una dichiarazione ha affermato che “circa 150 esperti nordamericani appartenenti all’organizzazione privata Greystone, travestiti da soldati dell’unità ucraina Berkut” erano arrivati nelle regioni russofone del sud-est, insieme ai miliziani neofascisti di Praviy Sektor.
Il 15 aprile, secondo militanti filorussi citati da Itar-TASS, i mercenari della ex Blackwater hanno partecipato alle operazioni militari delle forze ucraine per recuperare l’aerodromo di Kramatorsk. Quell’azione contro i filorussi era, in una città secondaria, fino a quel momento l’unica azione della supposta “offensiva antiterrorismo” annunciata delle autorità di Kiev contro i civili della regine russofona.
L’agenzia ABC News, è stato il primo media occidentale a reagire di fronte alla questione dei mercenari stranieri, l’8 di aprile.
Un portavoce della Casa Bianca si è limitato a rispondere: “A noi la notizia pare fallace”.
Da parte sua, l’ambasciatore statunitense a Kiev, Geoffrey Pyatt, ha qualificato la notizia come “immondizia”.
Curiosamente, la maggior parte dei paese dell’UE, non ha rettificato ne firmato la Convenzione Internazionale dell’ONU contro il Reclutamento, Utilizzo, Finanziamento e Istruzione di Mercenari. Stessa cosa per quanto riguarda Stati Uniti e Russia.
La Convenzione non proibisce i mercenari in sé. Proibisce però che questi possano essere utilizzati in conflitti o in operazioni contro l’ordine costituzionale, o contro l’integrità territoriale. Il testo indica che colui che ingaggia mercenari, o colui che esercita come mercenario, per entrare in un conflitto che non è il suo, mettersi negli affari degli altri, e guadagnare denaro minacciando, o destabilizzando, o violando diritti costituzionali, è semplicemente un delinquente.
In un contesto come quello ucraino, dove il sangue dei civili molto probabilmente scorrerà a fiumi in aggiunta a quello che già stato versato.
Oggi il rischio della guerra civile su modello della ex-Jugoslavia è alto. Nell’intricata situazione attuale sembra che nessuno abbia la forza sufficiente per imporre le sue posizioni: né il governo illegittimo di Kiev può assicurare il controllo dell’Ucraina sudorientale, né i gruppi filorussi hanno la forza sufficiente per procedere verso la secessione completa. L’asse Washington-Londra e i suoi amici facenti parte della NATO sono privi della capacità di ottenere quello che sempre hanno voluto, ossia forzare il ritiro della Russia dal Mar Nero attraverso l’inserimento dell’Ucraina nel programma NATO. E Mosca, nonostante una maggior flessibilità e forza nel territorio, difficilmente può garantire una transizione pacifica verso una migliore integrazione dell’Ucraina orientale con la Russia. In questo contesto così complicato una guerra civile può installarsi facilmente. Da lì alle ostilità fra forze armate formali vi è solo un passo.

Richard Sorge: Héroe de la Unión Soviética


Sello de correos soviético con la imagen de Richard Sorge

Richard Sorge, El Agente “Ramsey”, el hombre que salvó Moscú

Por Wladimir Abreu

Extraído de Tribuna Popular

Nacido el 4 de octubre en Bakú, de padre alemán y madre rusa, su padre fue militante de la primera internacional, llegando a ser secretario de Karl Marx.

Sorge vive desde los 3 años en Berlín, en un ambiente muy conservador; siendo joven se alista en el ejército alemán durante la I guerra mundial y vive los horrores de las trincheras, producto de la disputa de las burguesías europeas por el reparto del mundo.

La guerra influye en el futuro político de Sorge, quien primero se inscribe en el Partido Socialdemócrata Alemán Independiente en 1917 y luego en 1919 pasa a ser miembro fundador del Partido Comunista Alemán, el mismo de Rosa Luxemburgo, Liebknecht y Thälmann.

Terminada la I guerra mundial Sorge se doctora en ciencias en la Universidad de Hamburgo; se emplea como profesor, pero al tiempo se hace obrero en una mina para cumplir mejor su labor de militante comunista.

En 1925 viaja a la URSS y se hace militante del PCUS y por su condición de ruso y alemán y el buen manejo de varios idiomas, Sorge es un cuadro ideal para el trabajo de combatiente especial del OGPU (Directorio Político del Estado) para enfrentar las maquinaciones de las potencias fascistas y militaristas que ya empezaban a cerrar sus garras sobra la primera patria de los trabajadores.

En 1930 arriba en una misión a Shangai, la de reconstruir las redes de información en el extremo oriente; allí bajo los nombres códigos de: “Fix”, “Sontel”, “Inson”, “Schmidt”, “Jonhson” y el célebre “Ramsay”. En Shanghai actuaba bajo la figura de corresponsal de la revista alemana “Soziologishe Magazine”.

En China, Sorge sigue de cerca las acciones de agresión que el militarismo japonés siempre efectúa en sectores de la frontera chino- soviética, bajo ocupación japonesa.

Será en Shangai donde Sorge conocerá a dos personajes fundamentales en la futura y heroica labor en las entrañas del imperialismo japonés: el alemán antifascista Max-Gottfried Klausen, un excelente “pianista” (en argot del servicio secreto, un radio-operador); el otro hombre será el comunista japonés Ozaki Hozumi, intelectual de familia aristocrática, pero un valiente y heroico antifascista...
En 1932, el audaz agente soviético regresa a Moscú, en donde recibe nuevas instrucciones, se le encomienda la misión de establecer una red de información en Tokio y vigilar todas las posibles acciones de la camarilla imperialista japonesa; para tal fin Sorge se valdrá de su origen alemán para infiltrarse dentro de la jerarquía nazi y ser enviado al Japón. Se hace corresponsal en Tokio de los diarios alemanes “Frankfürter Zeitung” y “Teschnische Rundscheau”.

Sorge parte de Alemania hasta Canadá, de allí pasa a los EEUU, y luego el 6 de septiembre de 1933 llega a Tokio bajo la figura de un refinado e intelectual periodista alemán. Richard Sorge accede rápidamente a los más exclusivos niveles de la aristocracia japonesa y de la embajada alemana en Japón. Eugene Ott, alto funcionario nazi en Tokio, se hace su amigo de parrandas y le cuenta cuanta cosa importante hay en la relaciones entre la Alemania nazi y el Japón imperialista, llegando incluso a rogarle a Sorge que asuma la jefatura de prensa de la embajada alemana en Tokio, que acepta luego de hacerse el despreocupado. Sorge será quien redacte los informes secretos que los agregados navales y militares alemanes envían a Berlín.

En 1935 Sorge viaja secretamente a Moscú y vuelve acompañado de Max-Gottfried Klausen, su radioperador estrella, y la esposa de éste, Anna Vallennius (quien cumplirá una valiosa labor en la red). Klausen transmitirá a Moscú, la valiosa información obtenida por Sorge, la cual siempre es escuchada por el servicio secreto japonés pero el cual jamás pudo descifrar.

Richard Sorge llega incluso a infiltrarse en la Gestapo que opera en Japón obteniendo y enviando a Moscú toda la información que esta tenebrosa policía alemana maneja.

Las transmisiones de Klausen son magnificas y de asombrosa rapidez, llegando incluso a simplificarlas pero aumentando el valor de la información; en 1939 envía 23.139 palabras en 60 transmisiones; en 1940 serán 19.179 palabras y en 1941 son 13.103 palabras en 20 transmisiones, siempre evitando que el servicio secreto japonés logre descifrar los códigos.

El 20 de mayo de 1941 Richard Sorge y su operador Max-Gottfried Klausen envían a Moscú el siguiente mensaje: “Hitler esta concentrando de 170 a 190 divisiones. El ataque será el 20 de junio y su objetivo inmediato será Moscú”. El Alto Mando Soviético desestimará esta información considerando que era una maniobra de contra-información alemana, para adelantar la guerra cuando la URSS aun no estaba completamente preparada.

El 22 de junio la Alemania fascista desencadena la invasión de la URSS, la “Operación Barbarroja”. Stalin comprende el error cometido y en la próxima ocasión prestará atención a los informes de “Ramsey” el nombre código de Sorge en Japón.


El 15 de octubre de 1941 Sorge y Klausen transmiten a Moscú otra valiosísima información, este será el mensaje: “El ejercito del Kouantoung no atacara Siberia. Japón ha decidido no atacar más que a los Estados Unidos y a Inglaterra. Repito: neutralidad del Japón asegurada. No atacará a Rusia”. Un mes más tarde el ejército soviético del mariscal Eremenko que custodiaba el extremo oriente de la URSS es enviado a reforzar Moscú, esta acción estratégica salvará la capital soviética y será fundamental en el curso de la Gran Guerra Patria Soviética.

Sorge es arrestado 3 días después de esta transmisión producto de la traición; en una operación de rutina del Kempetai (policía secreta japonesa) contra el partido comunista japonés es detenido Tomo Kitabayashi. Éste delata a Miyagi Yotoku, que a su vez delata a Ozaki Hozumi, quien se mantiene firme pese a las torturas y no dice ninguna palabra a la policía japonesa, pero el Kempetai arma una ratonera en la casa de Hozumi y poco a poco caen los miembros de la red. 35 en total serán los combatientes antifascista detenidos.

Ozaki Hozumi será juzgado y ejecutado, Max-Gottfried Klausen será condenado a cadena perpetua e igual condena tendrá Anna Vallennius. El periodista croata Branko Vukelić, será condenado a cadena perpetua y morirá en la cárcel.

Richard Sorge será ejecutado en la horca el 7 de noviembre de 1944, en el aniversario de la Revolución Bolchevique. Al subir al cadalso exclamó: ¡Por el Partido Comunista! ¡Por la Unión Soviética! ¡Por el Ejército Rojo!

El 4 de septiembre de 1964 un articulo en Pravda decía: “Ha llegado la Hora de hablar de un hombre cuyo nombre será para las generaciones venideras un símbolo de dedicación a la causa por la paz, un símbolo de valor y heroísmo…Richard Sorge”. Se proyecta en Moscú una película sobre su vida: ¿Quién es usted Mr. Sorge? De Yves Ciampi; se le otorga a título póstumo la Orden Héroe de la Unión Soviética a Sorge. A sus colaboradores supervivientes, el radioperador Max-Gottfried Klausen y Anna Vallenius se les condecoran con la Orden a la Bandera Roja además de recibir la Medalla de Oro del Mérito del Ejército Nacional Popular de la RDA.

Pero el mayor homenaje para Richard Sorge y a los valientes miembros de su equipo, es el reconocer que su heroica acción en las entrañas del monstruo imperialista japonés fue una contribución importantísima en la derrota del fascismo en la II Guerra Mundial.


Tumba de Richard Sorge en Tama, Tokio, con su nombre escrito en ruso. Encima se puede leer: "Héroe de la Unión Soviética"

venerdì 28 novembre 2014

WHY WE NEED A NEW SOVIET UNION

  By Finian Cunningham informationclearinghouse.info
Here's a thought to perk up your morning coffee. Let's bring back the Soviet Union.

Seriously, why not?

We are not talking about going back in time to the way things were. No-one would want to resurrect the worst excesses of Stalinism: bureaucratic despotism, gulags and the Big Brother state.

Also, a centrally planned economy would this time around have to be genuinely socialist and scientific, with production geared by accurate information on markets and human needs not by bureaucratic book-cooking. With modern communication technology such an optimised economic operation of industries would be eminently feasible.

Central planning? Is that not anathema, you might say? No. After all in the capitalist West, economic production is mostly centrally planned by behemoth corporations under the false guise of "free markets"; but the big difference is that system is driven by private profit for a wealthy minority - instead of for the greater public
need, development and benefit.

Given the crisis over Ukraine and allegations of Russian aggression and President Putin as the new Napoleon, Hitler, Stalin etc., the suggestion of a new Soviet Union may be incendiary. The howls of ridicule from the US and its vassals in Europe and the Western corporate media will be deafening. But let them roar in their craven
impotence.

American imperialists and their servile European flunkies and news media have indeed been accusing Russian President Vladimir Putin of revanchism to bring back the Soviet Union. They point to the crisis in Ukraine as evidence for their accusation.

The American-led charge against Putin is of course empty propagandistic demonising. The Russian leader may have previously expressed regret that the Soviet Union collapsed more than two decades ago. But that does mean that he is harbouring plans to reconstitute the old Soviet state in which he formerly served as a KGB officer. It makes a good horror story for American demagogues, but it's baseless.

However, in a very real substantive way, Putin's regret over Soviet demise can be argued as perfectly reasonable. For, ever since, the US has indulged in arrogant triumphalism and has tried to expand its global hegemony through unbridled militarism. This has unleashed a world of ceaseless wars and the gutting of international law, as Putin remarked in a speech last month in Sochi.

Think about it. Ever since the Soviet Union came apart in 1991, and the Cold War formally ended, we have seen Washington and its coterie of allies embark on one war after another into what is now a state of permanent war.

It is no coincidence that no sooner had the Soviet Union floundered than the US launched its first of several wars on Iraq, invaded Somalia, and then under the flag of NATO began bombing former Soviet states, primarily Yugoslavia, leading to the latter's dismemberment. The aggressive expansion of the US-led NATO military club over the past 20 years and the hostile encirclement of Russia is the context for the present crisis in Ukraine.

From that point of view, the dissolution of the Soviet Union is highly regrettable because of the lawless American behaviour, wars and deterioration in global security that have ensued.

Relentless American war spending, in particular the arms race initiated by the Reagan administration in the 1980s, was a major factor in why the Soviet Union eventually collapsed. Washington got away with it then and continues to get away with military hedonism now because its rulers just keep putting the gargantuan bill on the public
tab of unlimited national debt (currently $17 trillion and rising), which is largely why America and the world finds itself in the economic crisis it is in. America may have won the Cold War in a narrow sense, but the rest of the world is paying for it.

Clearly, a unipolar world dominated by a self-proclaimed exceptional superpower is highly unstable and dangerous. A countervailing force is needed. A new Soviet Union is the obvious candidate to rebalance the world that has succumbed to depraved American tutelage.

President Putin and other like-minded leaders should make the case through global media - in spite of the anticipated howls of derision from the Western pea-brains.

In any case, a revitalised Soviet Union of sorts is already underway. Russia and China are developing strategic energy, trade and transport partnerships that will transform the global economy. The Russia-China alliance is a state-planned economic model that provides for a more rational organisation and distribution of resources, rather than for the insatiable avarice of Wall Street and its European minions who are driven by elite, private profit.

Russia and China's seminal use of bilateral currencies for energy trade and other commerce as opposed to the decrepit US dollar will break, fatally, the monopoly of American financial imperialism and will allow for more democratic control of resources.

Russia is also forging ahead with other strategic Eurasian economic partnerships, including with neighbouring energy giant Kazakhstan and the energy-rich nations of the Caspian Basin - Azerbaijan, Iran, Turkmenistan and Uzbekistan.

In May this year, Moscow formed the Eurasian Economic Union with Belarus and Kazakhstan. The EEU will comprise about 15 per cent of the world's landmass and is set to overtake the dollar-peddling OPEC as the primary energy supplier. The dominance of the EEU will grow even further with other Central Asian nations preparing to join it, including Armenia and Tajikistan.

A new Soviet Union of nations is thus already taking shape that will stretch from eastern Europe all the way to China and the Pacific. But unlike in the past, this union will not be dominated by Moscow; rather it is being based on mutual partnerships that include genuine commitments to shared defence, already outlined by the Shanghai Cooperation Organisation. Russia and China's nuclear power status is an important cornerstone to the defence system and to the adherence to international law.

If the economic principles of democratic governance, public good and social development, workers' rights, equitable management and distribution - in a word "socialism" - can be maintained then the new Soviet Union will truly be a global force to reckon with. It will expose sharply the bankruptcy of Washington's capitalist empire straddling North America and the European Union, which only serves to enrich a warmongering oligarchy while oppressing the mass of people with unremitting austerity and stagnation.

President Putin should make the case urgently. The American war machine knows full well the potential nemesis to its failing hegemony from a rising Russia, China, Eurasia and the other emerging BRICS nations, in addition to others from South America and Africa.

American professor of political science, Colin Cavell, notes that the US imperial war agenda against Russia and China will be stepped up under the new Republican-controlled Congress.

"Attacking Russia's internal stability will be the prime target for the US," says Cavell. "Putin will need to pull the Russian people together, that is to 'unite and prevail' against the US strategy of 'divide and conquer'."

In this regard, Putin needs to bolster the strength not only of his own nation but also that of regional neighbours by formalising the re-emergence of the Soviet Union. As noted this new union is distinct from the past in that it is based on democratic and mutual governance.

"Such a new Soviet Union would be a deadly blow to arrogant American capitalism which feels completely unrestrained to do what it wills in the world," adds Cavell.

The time is indeed ripe. Not only to safeguard world peace, but to abolish the destructive and unsustainable American empire, with its scourges of poverty and war.

The time is ripe to democratise the global economy so that all our basic human needs are delivered with justice and peace. Where society is dedicated to labour and the rights of ordinary citizens, not to capital. The funny and ironic thing is that many American and European citizens will gladly want to have this union extend to their countries too.

The world needs to go on the ideological offensive, to turn the tables on the plutocratic masters of war. We should stop letting them set the agenda all the time and limiting our actions and thoughts to merely defensive reaction. A new Soviet Union should be put forward to the world as a bold manifesto. Why not? We've got nothing to lose except our chains.

Putin: “Non minacciamo nessuno, ma guai a chi ci provoca!”

di Andrey Fediašin 

Fonte: La Voce della Russia

Putin: “Non minacciamo nessuno, ma guai a chi ci provoca!”

Il 26 novembre, incontrando a Sochi i dirigenti delle Forze armate, Vladimir Putin ancora una volta ha spiegato con molta chiarezza la posizione della Russia sui problemi di politica internazionale.

Il messaggio politico è questo: Mosca non intende aggredire nessuno, ma non permetterà neanche di coinvolgerla in intrighi geopolitici.
Questa dichiarazione del presidente russo, come del resto tutte le altre degli ultimi tempi, s’inquadra nell’analisi della situazione in Europa, in rapida evoluzione dopo l’inizio della crisi attorno all’Ucraina
Putin ha fatto capire la Russia non sta dimostrando alcuna aggressività, ma è pronta a dinfendere la sua sicurezza e quella dei suoi amici con tutti i mezzi che saranno necessari.
Non minacciamo nessuno e non intendiamo intervenire in intrighi geopolitici di qualunque tipo e, tanto meno, nei conflitti, per quanto qualcuno cercasse di coinvolgerci. Al tempo stesso dobbiamo difendere in maniera sicura la sovranità e l’integrità della Russia e la sicurezza dei nostri alleati. In modo particolare attiro la vostra attenzione sulla necessità di usare un approccio integrato per coordinare gli sforzi di tutti gli organismi statali nell’ambito dell’assolvimento dei compiti relativi alla sicurezza del paese.
A Sochi Vladimir Putin ha tenuto una serie di importanti incontri con i militari della Russia, dedicati ai problemi dello sviluppo delle Forze armate e della pianificazione militare. Questi incontri si sono tenuti a un paio di settimane dalla data in cui saranno rese pubbliche le modifiche della dottrina militare della Russia. La dottrina attuale è stata varata nel 2010, ma la crescente aggressività della NATO, la dislocazione dello scudo missilistico degli USA in Europa, e l’avventurismo con cui la NATO e Washington si comportano in Ucraina, hanno cambiato profondamente la natura delle minacce militari e delle sfide geopolitiche.
Gli esperti capiscono tutto, rileva Vladimir Shtol, docente all’Accademia del servizio pubblico presso il presidente della Russia. Dall’inizio degli anni 2000 si è cercato con insistenza di coinvolgere la Russia nella guerra in Afghanistan, poi in Libia, nel conflitto tra l’Occidente e l’Iran e, infine, nel conflitto in Siria. Adesso gli USA stanno cercando di trasformare la crisi ucraina in un focolaio di tensione permanente. Secondo Vladimir Shtol, la nuova dottrina darà a Mosca dei nuovi strumenti per manovrare nella situazione geopolitica, che sta cambiando rapidamente, e dei punti di riferimento più netti.
Innanzitutto dovrà significare la fine della dipendenza dalle importazioni, la sostituzione delle importazioni con prodotti locali, l’uso prevalente delle proprie realizzazioni tecnico-scientifiche e una maggiore attenzione per l’attività di ricerca e sviluppo. La dottrina deve prevedere il perfezionamento dello scudo nucleare del paese e l’ulteriore sviluppo degli armamenti convenzionali. In via di principio, non ci sarà nulla di nuovo, solo che sarà nettamente accentuata l’importanza della componente militare della politica estera.
Dopo il golpe a Kiev e l’inizio della nuova avanzata della NATO in direzione dei confini della Russia, gli esperti russi hanno cominciato a dire apertamente che i concetti troppo diplomatici della vecchia dottrina non erano più adeguati perché non si è avverata la speranza di un autentico partenariato con gli USA e la NATO. Ora che i rapporti con l’Occidente sono diventati molto più tesi, è necessario specificare quali sono e da chi vengono le minacce.
Inoltre, la nuova dottrina regolamenterà in maniera più precisa la presenza nell’Artico, la creazione delle forze di difesa spaziale e l’attività di sviluppo delle produzioni a sostituzione dei prodotti importati.

Tra Russia e Vietnam cresce la partnership strategica

on Mondo
rus-viet
Su invito del Presidente russo Vladimir Putin, il Segretario Generale del Partito Comunista del Vietnam Nguyen Phu Trong s’è recato in visita ufficiale in Russia dal 23 al 26 novembre. Si va così intensificando e rafforzando la partnership strategica tra i due paesi, che affonda le proprie radici nella storica amicizia fra Vietnam ed Unione Sovietica.
Nel corso del suo viaggio in Russia, il Segretario Generale Nguyen Phu Trong ha avuto colloqui non soltanto col Presidente Vladimir Putin, ma anche con le altre più significative cariche dello Stato, come il Primo Ministro Dmitry Medvedev, col Presidente del Consiglio Federale dell’Assemblea Nazionale V. Matvienko, col Presidente della Duma di Stato I. Melnikov. Non è poi mancato un importante incontro anche con una delegazione del Partito Comunista della Federazione Russa, durante il quale sono stati rimarcati gli stretti legami che uniscono i due partiti. Altri importanti appuntamenti sono stati la visita alla Tomba del Milite Ignoto, al Mausoleo di Lenin, al monumento ad Ho Chi Minh, così come gli incontri con le associazioni e le istituzioni che lavorano nell’ambito dei rapporti tra Russia e Vietnam.
Le relazioni tra i due paesi hanno ripreso ad intensificarsi in seguito alla visita di Vladimir Putin in Vietnam alla fine del 2013, e si stanno rapidamente evolvendo in una partnership strategica vera e propria, conclamata, i cui effetti più positivi già si prospettano all’orizzonte. Non a caso nel corso di quest’incontro Putin e Trong hanno affermato che la cooperazione dovrà estendersi a tutti i campi. Anche i rapporti tra il Partito Comunista del Vietnam e “Russia Unita”, così come con altri partiti russi, non verranno sottovalutati: cooperazione dunque non soltanto economica e commerciale, focalizzata sulle imprese, ma anche politica, incentrata sulle istituzioni.
Naturalmente la parte economica, in tutta questa collaborazione russo-vietnamita, è quella preponderante, con la dichiarazione congiunta dei due leaders di operare in sintonia per raggiungere entro il 2020 l’obiettivo di un interscambio commerciale pari a 10 miliardi di dollari. A tal proposito meritano una particolare menzione delle istituzioni appositamente create come il Comitato Intergovernativo per la Cooperazione Vietnam-Russia, coadiuvato da altri non meno importanti sottocomitati. Ciò sarà propizio anche ad un altro importante obiettivo perseguito da ambo le parti, ovvero il raggiungimento di un Accordo di Libero Scambio fra il Vietnam ed i paesi dell’Unione Eurasiatica, composta da Russia, Bielorussia e Kazakistan.
Ma quali sono i settori economici maggiormente coinvolti da tutta questa collaborazione? Si parla prevalentemente d’estrazione e lavorazione dei minerali, d’industria, d’energia e d’altri settori minori ma comunque non periferici. Importantissimo, per esempio, è l’accordo in materia d’energia nucleare che vedrà la Russia costruire in Vietnam, con le tecnologie più avanzate, la centrale di Ninh Thuan 1. A tal proposito è bene sottolineare come la Russia provvederà anche alla formazione di studiosi e tecnici in materia nucleare presso le proprie università.
Anche le compagnie petrolifere e metanifere russe, come Gazprom e Rosfnet, potranno operare in Vietnam con risultati più consistenti rispetto al passato. La raffineria Dung Quat sarà per esempio modernizzata ricorrendo a tecnologia russa. Va detto, a riguardo, che gli obiettivi in campo energetico che il Vietnam si propone per il 2030 sono davvero molto ambiziosi.
Anche altre compagnie russe, statali e non, saranno coinvolte nella dinamica economia vietnamita: gli accordi spaziano dall’aviazione civile alle costruzioni navali, senza dimenticare il settore ferroviario. La Russia procederà a sviluppare in Vietnam un’industria ferroviaria moderna e del tutto autosufficiente.
Non può essere trascurato, in tutta questa fioritura d’accordi russo-vietnamiti, il settore dell’agroalimentare. La ricerca di un costante miglioramento degli standard qualitativi determinerà anche una collaborazione nel campo veterinario, con l’obiettivo di raggiungere sostanziali progressi anche in ambito zootecnico.
Ovviamente tutti questi settori necessiteranno di una forte sinergia anche in ambito accademico, e qui entra in gioco la cooperazione tra i due paesi per dar vita all’University of Technology of Vietnam, con risorse culturali russe, così come al Centro per la Tecnologia e la Ricerca Scientifica Tropicale Vietnam-Russia. La sinergia scientifica fra i due paesi abbraccerà anche il sistema di navigazione satellitare russo GLONASS, che in Vietnam sarà ulteriormente sviluppato ed implementato.
Ma non è soltanto l’aspetto scientifico, per quanto di fondamentale importanza, a ricevere l’attenzione delle due parti. Per garantire alle imprese russe e vietnamite un clima favorevole ed incoraggiante per investire ed operare, si darà un forte impulso alla Bank of Vietnam-Russia, il cui ruolo per i progetti a lungo termine, in particolare in materia di petrolio ed energia, è indubbiamente strategico.
Non mancano, infine, com’è ovvio e giusto che sia, anche accordi tesi a potenziare il turismo russo in Vietnam così come a ridurre l’immigrazione clandestina, fenomeno comunque già fortemente ridimensionato dalle misure assunte in passato.
Questo per quanto riguarda la natura economica dell’incontro tra Vladimir Putin e Nguyen Phu Trong, perché la loro intenzione è d’estendere la collaborazione russo-vietnamita in tutti gli ambiti possibili. Un’iniziativa certamente lodevole è quella di voler recuperare e tramandare ai posteri la storica amicizia fra i due popoli, risalente come minimo alla comune vittoria nella Seconda Guerra Mondiale e rafforzatasi con l’aiuto offerto dall’Unione Sovietica nei conflitti successivi, con la Francia e gli Stati Uniti. Tanto Putin quanto Trong hanno rinnovato il loro rifiuto di qualsiasi ingerenza da parte di potenze straniere negli affari interni di un singolo Stato sovrano, atteggiamento notoriamente in contrasto con tutti i principi del diritto internazionale.
E’ stato ribadito il comune punto di vista nella condanna e nella lotta al terrorismo, compresa la sua più recente diramazione tecnologica costituita da quello informatico, così come il desiderio di voler affrontare congiuntamente le sfide poste dal cambiamento climatico globale, che impegna tutte le potenze industriali, vecchie e nuove, ad operare in maniera sostenibile per l’ambiente.
L’incontro tra i due leaders, riportano le agenzie, si è svolto in un clima di profonda cordialità.
Fonte: http://nguyenphutrong.net/viet-nga-ra-tuyen-bo-chung-tiep-tuc-tang-quan-he-doi-tac-chien-luoc.html
Tratto da: Stato e Potenza
Filippo Bovo

Da Mosca a Stalingrado la grande svolta dell’Armata Rossa

Jacques Pauwels Global Research 6 dicembre 2011
Fonte: Aurora sito
1536736La seconda guerra mondiale iniziò, almeno per quanto riguarda il “Teatro Europeo”, con l’esercito tedesco che spianava la Polonia nel settembre 1939. Circa sei mesi dopo, altre vittorie spettacolari seguirono, questa volta sul Benelux e la Francia. Entro l’estate 1940, la Germania sembrava invincibile e destinata a governare il continente europeo a tempo indeterminato. (La Gran Bretagna si rifiutò di gettare la spugna, ma non poteva sperare di vincere la guerra da sola, e dovette temere che Hitler avrebbe presto rivolto la sua attenzione su Gibilterra, Egitto e altri gioielli della corona  imperiale inglese). Cinque anni più tardi, la Germania subì il dolore e l’umiliazione della sconfitta totale. Il 20 aprile 1945 Hitler si suicidava a Berlino mentre l’Armata Rossa si spianava la strada verso la città ridotta a un cumulo di macerie fumanti, e l’8/9 maggio i tedeschi si arresero incondizionatamente. Chiaramente, tra la fine del 1940 e il 1944 vi fu una svolta piuttosto drammatica. Ma quando e dove? In Normandia nel 1944, secondo alcuni, a Stalingrado, nell’inverno del 1942-43 secondo altri. In realtà, la svolta avvenne nel dicembre 1941 in Unione Sovietica, più precisamente nell’arida pianura davanti Mosca. Come uno storico tedesco, esperto della guerra contro l’Unione Sovietica, disse: “Quella vittoria dell’Armata Rossa (di fronte Mosca) fu senza dubbio la grande svolta (Zäsur) di tutta la guerra mondiale.”(1)
Che l’Unione Sovietica fu teatro della battaglia che cambiò il corso della Seconda Guerra Mondiale, non dovrebbe sorprendere. La guerra contro l’Unione Sovietica era la guerra che Hitler aveva voluto fin dall’inizio, come rese assai chiaro sulle pagine del Mein Kampf, scritto a metà degli anni ’20. (Ma un Ostkrieg, una guerra a est, cioè contro i sovietici, fu anche l’oggetto del desiderio dei generali tedeschi, degli industriali più importanti della Germania e di altri “pilastri” della dirigenza  della Germania.) In realtà, come uno storico tedesco ha appena dimostrato (2), fu la guerra contro l’Unione Sovietica, e non contro Polonia, Francia o Gran Bretagna ciò che Hitler aveva voluto scatenare nel 1939. L’11 agosto dello stesso anno, Hitler spiegò a Carl J. Burckhardt, un funzionario della Lega delle Nazioni, che “tutto ciò era diretto contro la Russia” e che “se l’occidente (cioè i francesi e gli inglesi) è troppo stupido e cieco per comprenderlo, sarebbe stato costretto a raggiungere un’intesa con i russi, girarsi a sconfiggere l’occidente e poi rivoltarsi con tutte le forze per sferrare il colpo contro l’Unione Sovietica“.(3) Questo infatti fu ciò che successe. L’occidente si rivelò “troppo stupido e cieco”, come Hitler vide, per dargli “mano libera” ad est, così fece un accordo con Mosca, il famigerato “patto Hitler-Stalin”, scatenando la guerra contro Polonia, Francia e Gran Bretagna. Ma il suo obiettivo rimase lo stesso: attaccare e distruggere l’Unione Sovietica al più presto possibile. Hitler e i generali tedeschi erano convinti di aver appreso una lezione importante dalla I Guerra Mondiale. Priva di materie prime necessarie per vincere una guerra moderna, come petrolio e gomma, la Germania non poteva vincere una guerra lunga ed estenuante. Per vincere la prossima guerra, la Germania avrebbe dovuto vincerla subito, in modo assai veloce. Così nacque il concetto di Blitzkrieg, cioè l’idea della guerra (Krieg) veloce come “fulmine” (Blitz). Blitzkrieg significava guerra motorizzata, quindi in preparazione della guerra la Germania, durante gli anni trenta, puntò su un massiccio numero di carri armati e aerei, nonché di camion per il trasporto delle truppe. Inoltre, quantità gigantesche di petrolio e gomma furono importate e stoccate. Gran parte del petrolio fu acquistato da imprese statunitensi, alcune delle quali misero gentilmente a disposizione la “ricetta” per la produzione del carburante sintetico dal carbone.(4) Nel 1939 e nel 1940, questo sistema consentì alla Wehrmacht e alla Luftwaffe tedesche di sopraffare le difese polacche, olandesi, belghe e francesi con migliaia di aerei e carri armati, in poche settimane; le Blitzkriege, “guerre velocissime”, furono invariabilmente seguite dalle Blitzsiege, “vittorie lampo”. Queste vittorie furono abbastanza spettacolari, ma non diedero alla Germania granché cme bottino di vitale importanza quali petrolio e gomma. Invece, il “fulmine di guerra” esaurì le scorte accumulate. Fortunatamente per Hitler, nel 1940 e nel 1941 la Germania poteva continuare a importare petrolio dagli ancora neutrali Stati Uniti, non direttamente, ma attraverso altri Paesi neutrali (e amici) come la Spagna di Franco. Inoltre, secondo i termini del patto Hitler-Stalin, l’Unione Sovietica stessa fornì alla Germania in modo piuttosto generoso, gasolio! Tuttavia, era più preoccupante per Hitler che la Germania in cambio dovesse fornire all’Unione Sovietica prodotti industriali di alta qualità ed avanzata tecnologia militare, utilizzati dai sovietici per modernizzare il loro esercito e migliorare le loro armi.(5)
E’ comprensibile che Hitler avesse già resuscitato il suo vecchio piano per la guerra contro l’Unione Sovietica subito dopo la sconfitta della Francia, cioè nell’estate 1940. Un ordine formale per elaborare piani per un attacco del genere, dal nome in codice Operazione Barbarossa (Unternehmen Barbarossa) fu dato un paio di mesi dopo, il 18 dicembre 1940.(6) Già nel 1939 Hitler aveva voglia di attaccare l’Unione Sovietica, essendosi volto contro l’occidente solo, come uno storico tedesco afferma, “al fine di godere della sicurezza nelle retrovie  (Rückenfreiheit) quando sarebbe stato finalmente pronto a regolare i conti con l’Unione Sovietica“. Lo stesso storico conclude che nel 1940 non era cambiato nulla di ciò che preoccupava Hitler: “Il vero nemico è ad est“.(7) Hitler semplicemente non voleva aspettare oltre prima di realizzare la grande ambizione della sua vita, cioè distruggere il Paese che aveva definito suo acerrimo nemico nel Mein Kampf. Inoltre, sapeva che i sovietici stavano freneticamente preparando le proprie difese contro l’attacco tedesco che, come sapevano fin troppo bene, prima o poi sarebbe arrivato. Dato che l’Unione Sovietica diveniva sempre più forte, di giorno in giorno, il tempo non era ovviamente dalla parte di Hitler. Quanto ancora poteva aspettare prima che la “finestra delle opportunità” si chiudesse? Inoltre, conducendo una guerra lampo contro l’Unione Sovietica, avrebbe rifornito la Germania delle risorse virtualmente illimitate di questo enorme Paese, compresi il frumento ucraino per alimentare la popolazione della Germania con cibo in abbondanza, anche in tempo di guerra, minerali come il carbone, da cui gomma e benzina sintetica potevano essere prodotte e, ultimo ma certamente non meno importante!, i ricchi giacimenti petroliferi di Baku e Groznij, dove i Panzer e gli Stuka dagli elevati consumi di carburante avrebbero potuto riempire i serbatoi fino all’orlo e in qualsiasi momento. Tempratosi con tali attività, sarebbe stata una questione semplice, per Hitler, regolare i conti con la Gran Bretagna, a partire, ad esempio, dalla cattura di Gibilterra. La Germania sarebbe stata finalmente una vera potenza mondiale, invulnerabile nella “fortezza” europea dall’Atlantico agli Urali, in possesso di risorse illimitate e quindi in grado di vincere ulteriori lunghe guerre  contro qualsiasi antagonista, come gli Stati Uniti! In una delle future “guerre dei continenti” evocata dalla febbrile fantasia di Hitler.
Hitler e i suoi generali erano sicuri che la Blitzkrieg che si preparavano a scatenare contro l’Unione Sovietica sarebbe stato un successo come le precedenti “guerre lampo” contro Polonia e Francia. Ritenevano l’Unione Sovietica un “gigante dai piedi d’argilla”, il cui esercito, presumibilmente decapitato dalle purghe staliniane alla fine degli anni ’30, era “Null’altro che uno scherzo“, come lo stesso Hitler ammise una sola volta. [8] Per combattere, e naturalmente vincere le battaglie decisive,  pianificarono una campagna di 4-6 settimane, forse seguita da alcune operazioni di rastrellamento, durante i quali i resti dei sovietici sarebbero “stati inseguiti in tutto il Paese come un gruppo di cosacchi battuti“. (9) In ogni caso, Hitler si sentiva a proprio agio e alla vigilia dell’attacco “credeva di essere sul punto del più grande trionfo della sua vita“.(10) (A Washington e Londra, gli esperti militari erano altresì convinti che l’Unione Sovietica non avrebbe opposto una resistenza significativa al colosso nazista, le cui gesta militari nel 1939-40 gli guadagnarono la reputazione dell’invincibilità. I servizi segreti inglesi erano convinti che l’Unione Sovietica sarebbe stata “liquidata entro otto-dieci settimane” e il Feldmaresciallo sir John Dill, Capo di Stato Maggiore Generale Imperiale, affermò che la Wehrmacht avrebbe tagliato l’Armata Rossa “come un coltello caldo nel burro“, e che l’Armata Rossa sarebbe stata rigettata “come bestiame”. Secondo gli esperti di Washington, Hitler avrebbe “schiacciato la Russia (sic) come un uovo“).(11)
L’attacco tedesco iniziò il 22 giugno 1941, nelle prime ore del mattino. Tre milioni di soldati tedeschi e quasi 700000 alleati della Germania nazista attraversarono il confine, e i loro equipaggiamenti consistevano in 600000 autoveicoli, 3648 carri armati, più di 2700 aerei e poco più di 7000 pezzi d’artiglieria. (12) In un primo momento, tutto andò secondo i piani. Enormi brecce furono aperte nelle difese sovietiche, impressionanti conquiste territoriali furono fatte rapidamente e centinaia di migliaia di soldati dell’Armata Rossa furono uccisi, feriti o fatti prigionieri in una serie di spettacolari battaglie di “accerchiamento” (Kesselschlachten). Dopo una tale battaglia, combattuta nei pressi di Smolensk, verso la fine di luglio, la strada per Mosca sembrava aperta. Tuttavia, subito divenne evidente che la Blitzkrieg in Oriente non sarebbe stata la passeggiata che  prevista. Di fronte alla più potente macchina militare sulla terra, l’Armata Rossa prevedibilmente subì gravi colpi ma, come il ministro della Propaganda Joseph Goebbels confidò sul suo diario già il 2 luglio, ne ammise la dura resistenza e che aveva risposto piuttosto duramente in più di un’occasione. Il generale Franz Halder, per molti versi il “padrino” del piano di attacco dell’Operazione Barbarossa, riconobbe che la resistenza sovietica era molto più dura di qualsiasi altra cosa i tedeschi avessero affrontato in Europa occidentale. I rapporti della Wehrmacht citano una “dura” e anche “selvaggia” resistenza che causava pesanti perdite in uomini e mezzi tra i tedeschi.(13) Più di quanto si aspettassero, le forze sovietiche riuscirono a lanciare contro-attacchi che rallentarono l’avanzata tedesca. Alcune unità sovietiche entrarono in clandestinità nelle vaste paludi del Pripet e altrove, organizzando una mortale guerra partigiana minacciando le lunghe e vulnerabili linee di comunicazione tedesche. (14) Inoltre, si scoprì che l’Armata Rossa era molto meglio attrezzata del previsto. I generali tedeschi furono “stupiti”, scrive uno storico tedesco, dalla qualità delle armi sovietiche come il lanciarazzi Katjusha (“Organi di Stalin”) e il carro armato T-34. Hitler era furioso dal fatto che i suoi servizi segreti non fossero a conoscenza dell’esistenza di queste armi.(5) La maggiore preoccupazione dei tedeschi era il fatto che la maggior parte dell’Armata Rossa riuscisse a ritirarsi in buon ordine eludendo relativamente la distruzione con un’importante Kesselschlacht, ripetendo Canne o Sedan, come Hitler e suoi generali avevano sognato. I sovietici sembravano aver attentamente osservato e analizzato i successi della Blitzkrieg tedesca del 1939 e 1940, e ne trassero lezioni utili. Dovevano aver notato che nel maggio 1940 i francesi avevano ammassato le loro forze sul confine, così come in Belgio, rendendo così possibile alla macchina da guerra tedesca circondarle in una grande Kesselschlacht. (Le truppe inglesi furono  catturate in tale accerchiamento, ma riuscirono a fuggire via Dunkerque). I sovietici lasciarono alcune truppe al confine, naturalmente, e queste truppe prevedibilmente subirono gravi perdite durante le fasi iniziali di Barbarossa. Ma contrariamente a quanto sostenuto da storici come Richard Overy (16), il grosso dell’Armata Rossa venne trattenuto nelle retrovie evitando l’accerchiamento. Fu questa “difesa in profondità” che frustrò l’ambizione tedesca di distruggere l’Armata Rossa interamente. Come il maresciallo Zhukov scrisse nelle sue memorie, “l’Unione Sovietica sarebbe stata distrutta se avessimo organizzato tutte le nostre forze alla frontiera“.(17)
A metà luglio, mentre la guerra di Hitler in oriente iniziava a perdere le sue Blitz-qualità, alcuni dirigenti tedeschi iniziarono a esprimere grande preoccupazione. L’ammiraglio Wilhelm Canaris, capo del servizio segreto della Wehrmacht, l’Abwehr, per esempio confidò il 17 luglio a un collega al fronte, il generale von Bock, che vedeva “solo nero”. Sul fronte interno, molti civili tedeschi iniziarono a capire che la guerra in Oriente non stava andando bene. A Dresda, Victor Klemperer scrisse nel suo diario, il 13 luglio: “Soffriamo perdite immense, abbiamo sottovalutato i russi…“(18) In quel periodo Hitler abbandonò la sua fede in una vittoria rapida e facile, e ridimensionò le sue aspettative; ora esprimeva la speranza che le sue truppe potessero raggiungere il Volga entro ottobre e catturare i giacimenti petroliferi del Caucaso in un mese circa.(19) Entro la fine di agosto, nel momento in cui Barbarossa avrebbe dovuto essere alla fine, un memorandum del Comando della Wehrmacht (Oberkommando der Wehrmacht, OKW), ammise che poteva non essere più possibile  vincere la guerra nel 1941.(20) Uno dei problemi principali era il fatto che, quando Barbarossa iniziò il 22 giugno, le scorte disponibili di carburante, pneumatici, pezzi di ricambio ecc, erano sufficienti per circa due mesi. Ciò fu ritenuto sufficiente, perché ci si aspettava che entro due mesi l’Unione Sovietica sarebbe stata in ginocchio e le sue risorse illimitate, prodotti industriali, nonché materie prime, sarebbero state quindi disponibili ai tedeschi.(21) Tuttavia, alla fine di agosto le punte di lancia tedesche non s’erano avvicinate alle lontane regioni dell’Unione Sovietica dove c’era il petrolio, la più preziosa di tutte le merci militari, da poter predare. Se i panzer continuarono ad avanzare, anche se sempre più lentamente, sulle distese russe e ucraine apparentemente infinite, fu in gran parte per mezzo del carburante e della gomma importati attraverso Spagna e Francia occupata, dagli Stati Uniti. La quota statunitense delle vitali importazioni tedesche di lubrificanti per motori (Motorenöl), ad esempio, aumentò rapidamente durante l’estate del 1941, vale a dire dal 44 per cento di luglio a non meno del 94 per cento di settembre.(22)
136409982_3f16f578fd_oLe fiamme dell’ottimismo si riaccesero a settembre, quando le truppe tedesche catturarono Kiev, accerchiando 650000 prigionieri e più a nord, compiendo progressi in direzione di Mosca. Hitler credeva, o almeno faceva finta di credere, che la fine fosse ormai vicina per i sovietici. In un discorso pubblico a Berlino, al Sportpalast, del 3 ottobre, dichiarò che la guerra orientale era praticamente finita. E alla Wehrmacht fu ordinato di dare il colpo di grazia con il lancio dell’Operazione Tifone (Unternehmen Taifun), un’offensiva volta a prendere Mosca. Tuttavia, le probabilità di successo sembravano sempre più scarse mentre i sovietici stavano alacremente portando unità della riserva dall’Estremo Oriente. (Furono informati dal loro capo dello spionaggio a Tokyo, Richard Sorge, che i giapponesi, il cui esercito era di stanza nel nord della Cina, non avevano più intenzione di attaccare i vulnerabili confini sovietici nella zona di Vladivostok). A peggiorare le cose, i tedeschi non godevano più della superiorità aerea, in particolare su Mosca.  Inoltre, insufficienti forniture di munizioni e cibo venivano trasportate dalle retrovie del fronte, dato che le lunghe linee di rifornimento furono gravemente ostacolate dalle attività partigiane.(23) Infine, stava facendo freddo in Unione Sovietica, anche se non più del solito per quel periodo dell’anno. Ma l’alto comando tedesco, sicuro che la Blitzkrieg orientale sarebbe finita entro la fine dell’estate, non aveva fornito alle truppe l’attrezzatura necessaria per combattere sotto pioggia, fango, neve, gelo e a temperature autunnali e invernali russe. La presa di Mosca si profilava come un obiettivo estremamente importante per Hitler e i suoi generali. Credevano, a torto, che la caduta di Mosca avrebbe “decapitato” l’Unione Sovietica, provocandone il crollo. E sembrava anche importante evitare il ripetersi dello scenario dell’estate del 1914, quando l’avanzata tedesca, apparentemente inarrestabile, fu fermata in extremis alla periferia est di Parigi, durante la battaglia della Marna. Tale disastro dal punto di vista tedesco vietò alla Germania una quasi certa vittoria nelle fasi iniziali della “Grande Guerra”, costringendola a una lunga, estenuante lotta che, in mancanza di risorse sufficienti e con il blocco dalla marina inglese, era destinata a perdere. Questa volta, nella nuova Grande Guerra, combattuta contro un nuovo nemico, l’Unione Sovietica, non ci doveva essere un “Miracolo della Marna” cioè, nessuna sconfitta davanti la capitale, e la Germania quindi non avrebbe più combattuto, senza risorse e bloccata, un lungo, interminabile conflitto che avrebbe perso. A differenza di Parigi, Mosca sarebbe caduta, la storia non si sarebbe ripetuta e la Germania ne sarebbe uscita vittoriosa.(24) O almeno così speravano al quartier generale di Hitler.
La Wehrmacht continuò ad avanzare, anche se molto lentamente, e da metà novembre alcune unità erano a soli 30 chilometri dalla capitale. Ma le truppe erano ormai completamente esaurite ed a corto di rifornimenti. I loro comandanti sapevano che era semplicemente impossibile prendere Mosca, per quanto vicino potesse essere la città, e che anche così facendo non avrebbero avuto la loro vittoria. Il 3 dicembre, numerose unità abbandonarono l’offensiva di propria iniziativa. In pochi giorni, però, l’intero esercito tedesco davanti a Mosca fu semplicemente costretto sulla difensiva. Infatti, il 5 dicembre, alle 3 del mattino, in condizioni di freddo e neve, l’Armata Rossa lanciò improvvisamente una grande e ben preparata controffensiva. Le linee della Wehrmacht furono sfondate in molti punti e i tedeschi furono respinti di 100 – 280 km con pesanti perdite in uomini e mezzi. Fu solo con grande difficoltà che un accerchiamento catastrofico (Einkesselung) poté essere evitato. L’8 dicembre, Hitler ordinò al suo esercito di abbandonare l’offensiva e di trasferirsi su posizioni difensive. Addebitò questa battuta d’arresto all’arrivo inaspettatamente anticipato dell’inverno, rifiutandosi di ritirarsi oltre, come alcuni dei suoi generali suggerirono, e propose di attaccare di nuovo in primavera.(25) Così finì la Blitzkrieg di Hitler contro l’Unione Sovietica, la guerra che, se fosse stata vittoriosa, avrebbe realizzato la grande ambizione della sua vita, la distruzione dell’Unione Sovietica. Ancora più importante, almeno dal nostro punto di vista, una vittoria avrebbe inoltre fornito alla Germania nazista petrolio ed altre risorse sufficienti a farne una potenza mondiale praticamente invulnerabile. Così la Germania nazista sarebbe molto probabilmente stata in grado di finire la testarda Gran Bretagna, anche se gli Stati Uniti si fossero affrettati ad aiutare la cugina anglosassone che, per inciso, non era ancora in ballo all’inizio del dicembre 1941. Una Blitzsieg, cioè una rapida vittoria contro l’Unione Sovietica, poi avrebbe reso impossibile la sconfitta tedesca, e lo sarebbe stato con ogni probabilità. (Probabilmente è giusto dire che se la Germania nazista avesse sconfitto l’Unione Sovietica nel 1941, la Germania sarebbe oggi ancora la potenza egemone dell’Europa, e forse del Medio Oriente e del Nord Africa). Tuttavia, la sconfitta nella battaglia di Mosca, nel dicembre 1941, impedì che la Blitzkrieg di Hitler portasse alla Blitzsieg sperata. Nella nuova “battaglia della Marna”, appena ad ovest di Mosca, la Germania nazista subì la sconfitta che ne rese impossibile la vittoria, non solo contro l’Unione Sovietica, ma anche contro la Gran Bretagna e della guerra in generale. Tenendo conto delle lezioni della Prima guerra mondiale, Hitler e i suoi generali riconobbero fin dall’inizio che, per vincere la nuova “Grande Guerra” che avevano scatenato, la Germania doveva vincere rapidamente, alla velocità del lampo. Ma il 5 dicembre 1941, era evidente a tutti i presenti al quartier generale di Hitler che una Blitzsieg contro l’Unione Sovietica non era imminente, e che la Germania era destinata a perdere la guerra, se non prima, poi. Secondo il generale Alfred Jodl, Capo di stato maggiore delle operazioni dell’OKW, Hitler si rese conto che non poteva più vincere la guerra.(26) E così si può sostenere che le sorti della Seconda Guerra Mondiale furono decise il 5 dicembre 1941. Tuttavia, come le maree reali non cambiano all’improvviso, ma gradualmente e impercettibilmente, la marea della guerra non cambiò in un solo giorno, ma in giorni, settimane, addirittura mesi, cioè nei tre mesi tra la tarda estate del 1941 e l’inizio di dicembre dello stesso anno. La marea della guerra in Oriente mutò poco a poco, ma non impercettibilmente. Già nell’agosto del 1941, mentre i successi tedeschi non imposero la capitolazione sovietica e già la Wehrmacht rallentava notevolmente, gli osservatori più acuti cominciarono a dubitare che la vittoria tedesca, non solo in Unione Sovietica, ma nella guerra in generale, fosse ancora una possibilità. Il Vaticano, ben informato per esempio, inizialmente fu assai entusiasta della “crociata” di Hitler contro la patria sovietica del bolscevismo “senza Dio” e fiducioso che i sovietici sarebbero crollati immediatamente, iniziò ad esprimere gravi preoccupazioni circa la situazione orientale, nella tarda estate del 1941, ed alla metà di ottobre giunse alla conclusione che la Germania avrebbe perso la guerra.(27) Allo stesso modo, a metà ottobre, i servizi segreti svizzeri riferirono che “i tedeschi non possono più vincere la guerra”; tale conclusione si basava sulle informazioni raccolte in Svezia da dichiarazioni di ufficiali tedeschi.(28) Da fine novembre, una sorta di disfattismo aveva iniziato a infettare i vertici della Wehrmacht e del partito nazista. Proprio mentre sollecitavano le loro truppe ad avanzare su Mosca, alcuni generali opinarono che sarebbe stato preferibile fare aperture per la pace e rallentare la guerra senza raggiungere la grande vittoria che sembrava così certa all’inizio dell’Operazione Barbarossa. E poco prima della fine di novembre, il ministro degli Armamenti Fritz Todt chiese a Hitler di trovare una via d’uscita diplomatica alla guerra, in quanto sul piano militare, nonché industriale, era persa.(29)
Quando l’Armata Rossa lanciò la sua devastante controffensiva il 5 dicembre, lo stesso Hitler si rese conto che avrebbe perso la guerra. Ma ovviamente non era disposto a lasciare che il pubblico tedesco lo sapesse. Le brutte notizie dal fronte di Mosca furono presentate al pubblico come una sospensione temporanea, accusandone l’inaspettato inverno anticipato e l’incompetenza o codardia di alcuni comandanti. (Fu solo un anno più tardi, dopo la catastrofica sconfitta nella battaglia di Stalingrado, nell’inverno 1942-1943, che il pubblico tedesco e il mondo intero capirono che la Germania era condannata, è per questo che ancora oggi molti storici credono che la svolta avvenne a Stalingrado). Anche così, non fu possibile mantenere segrete le implicazioni catastrofiche della debacle di fronte Mosca. Ad esempio, il 19 dicembre 1941, il console tedesco a Basilea riferì ai  superiori di Berlino che (l’apertamente filo-nazista) capo della missione della Croce Rossa svizzera, inviato al fronte in Unione Sovietica per assistere solo i feriti tedeschi, ovviamente violando le regole della Croce Rossa, era tornato in Svizzera con la notizia, sorprendente per il console, che “non credeva che la Germania possa vincere la guerra“.(30) Il 7 dicembre 1941, nel suo quartier generale nelle foreste della Prussia orientale, Hitler non aveva ancora completamente digerito l’inquietante notizia della controffensiva sovietica di fronte Mosca quando seppe che dall’altra parte del mondo i giapponesi avevano attaccato gli statunitensi a Pearl Harbour, portando gli Stati Uniti a dichiarare guerra al Giappone, ma non alla Germania, che non aveva nulla a che fare con l’attacco e non era nemmeno a conoscenza dei piani giapponesi. Hitler non aveva alcun obbligo nel correre in aiuto degli amici giapponesi, come sostenuto da molti storici statunitensi, ma l’11 dicembre 1941, quattro giorni dopo Pearl Harbor, dichiarò guerra agli Stati Uniti. Tale decisione apparentemente irrazionale deve essere intesa alla luce della situazione tedesca in Unione Sovietica. Hitler quasi certamente ipotizzò che tale gesto di solidarietà del tutto gratuita avrebbe indotto l’alleato orientale a ricambiare con una dichiarazione di guerra contro il nemico della Germania, l’Unione Sovietica, e questo avrebbe costretto i sovietici nella situazione estremamente pericolosa di una guerra su due fronti. Hitler sembra aver creduto che potesse esorcizzare lo spettro della sconfitta in Unione Sovietica, e della guerra in generale, convocando una sorta di deus ex machina giapponese sulla vulnerabile frontiera siberiana dell’Unione Sovietica. Secondo lo storico tedesco Hans W. Gatzke, il führer era convinto che “se la Germania non si univa al Giappone (nella guerra contro gli Stati Uniti), sarebbe stata la … fine di ogni speranza di un aiuto giapponese contro l’Unione Sovietica“. Ma il Giappone non abboccò all’amo di Hitler. Tokyo disprezzava lo Stato sovietico, ma la terra del sol levante, ora in guerra contro gli Stati Uniti, non poteva permettersi il lusso di una guerra su due fronti, tanto quanto i sovietici, e preferì puntare tutto sulla strategia a “sud”, sperando di vincere il grande premio del sud-est asiatico, tra cui l’Indonesia ricca di petrolio, piuttosto che imbarcarsi in una joint venture nell’inospitale Siberia. Solo alla fine della guerra, dopo la resa della Germania nazista, ci sarebbero state le ostilità tra l’Unione Sovietica e il Giappone.(31) E così, a causa di Hitler, il campo dei nemici della Germania includeva non solo la Gran Bretagna e l’Unione Sovietica, ma anche i potenti Stati Uniti, le cui truppe sarebbero comparse prossimamente sulle coste della Germania, o almeno sulle rive dell’Europa occupata tedeschi. Gli statunitensi avrebbero infatti sbarcato le truppe in Francia, ma solo nel 1944, e questo indubbiamente importante evento è ancora spesso presentato come la svolta della Seconda Guerra Mondiale. Tuttavia, ci si dovrebbe chiedere se gli statunitensi sarebbero mai sbarcati in Normandia o, se per questo, se mai avrebbero dichiarato guerra alla Germania nazista, se Hitler non l’avesse dichiarata a loro l’11 dicembre 1941, e ci si dovrebbe chiedere se Hitler non avrebbe mai compiuto un atto disperato, suicida, decidendo di dichiarare guerra agli Stati Uniti, se non si fosse trovato in una situazione disperata in Unione Sovietica. Il coinvolgimento degli Stati Uniti nella guerra contro la Germania poi, che per molte ragioni non era “previsto” prima del dicembre 1941, fu anche conseguenza della battuta d’arresto tedesca di fronte Mosca. Ovviamente, ciò costituisce ancora un altro fatto che può essere citato a sostegno della tesi “della svolta” in Unione Sovietica nell’autunno e inizio inverno 1941.
998899La Germania nazista era condannata, ma la guerra era ancora lunga. Hitler ignorò il consiglio dei suoi generali, che consigliarono vivamente di cercare di trovare una via d’uscita diplomatica alla guerra, e decise di combattere nella vaga speranza di trarre in qualche modo la vittoria dal cilindro. La controffensiva russa era a corto di potenza, la Wehrmacht sarebbe sopravvissuta all’inverno 1941-1942 e nella primavera del 1942 Hitler avrebbe racimolato tutte le forze disponibili per un’offensiva, nome in codice “Operazione Blu” (Unternehmen Blau), in direzione dei campi petroliferi del Caucaso, via Stalingrado. Hitler stesso riconobbe che “se non abbiamo il petrolio di Majkop e Groznij, avremmo dovuto porre fine a questa guerra“.(32) Tuttavia, l’elemento sorpresa era perduto e i sovietici dimostrarono di disporre di enormi masse di uomini, petrolio e altre risorse, così come equipaggiamenti eccellenti, in gran parte prodotti in fabbriche stabilite oltre gli Urali tra il 1939 e il 1941. La Wehrmacht, d’altra parte, non poteva compensare le ingenti perdite subite nel 1941. Tra il 22 Giugno 1941 e il 31 gennaio 1942, i tedeschi persero 6000 velivoli e oltre 3200 carri armati e veicoli simili, e non meno di 918000 uomini furono uccisi, feriti o dispersi in azione, pari al 28,7 per cento della forza media dell’esercito di 3,2 milioni di uomini.(33) (In Unione Sovietica, la Germania avrebbe perso non meno di 10 milioni del totale di 13,5 milioni di uomini uccisi, feriti o fatti prigionieri durante l’intera guerra, e l’Armata Rossa finì accreditandosi il 90 per cento di tutti i tedeschi uccisi nella Seconda Guerra Mondiale.) (34) Le forze disponibili per una spinta verso i campi petroliferi del Caucaso erano quindi estremamente limitate. In tali circostanze, fu abbastanza notevole che nel 1942 i tedeschi riuscissero a fare quanto fecero. Ma quando la loro offensiva inevitabilmente si esaurì, e cioè nel settembre dello stesso anno, le loro linee debolmente tenute erano tese per centinaia di chilometri, presentando un bersaglio perfetto all’attacco sovietico. Quando l’attacco avvenne, intrappolò un’intera armata tedesca che, infine, distrusse a Stalingrado. Fu dopo questa grande vittoria dell’Armata Rossa che l’ineluttabilità della sconfitta tedesca nella Seconda Guerra Mondiale apparve evidente a tutti. Tuttavia, la sconfitta tedesca apparentemente minore e relativamente sottovalutata di fronte a Mosca, alla fine del 1941, fu il presupposto per la certamente più spettacolare e più “visibile” sconfitta tedesca a Stalingrado. Vi sono altri motivi per proclamare il dicembre 1941 la svolta della guerra. La controffensiva sovietica distrusse la reputazione dell’invincibilità di cui la Wehrmacht si beava fin dal suo successo contro la Polonia nel 1939, alzando così il morale dei nemici della Germania in tutto il mondo. La battaglia di Mosca inoltre assicurò che il grosso delle forze armate della Germania venisse legato ad un fronte di circa 4000 km per un periodo indeterminato di tempo, eliminando ogni possibilità di operazioni tedesche contro Gibilterra, per esempio, e quindi dando un notevole sollievo agli inglesi. Al contrario, il fallimento della Blitzkrieg demoralizzò i finlandesi e gli altri alleati dei tedeschi. E così via…
Di fronte a Mosca, nel dicembre 1941, la marea cambiò perché fu lì che la Blitzkrieg fallì e la Germania nazista fu costretta a combattere senza risorse sufficienti, una lunga, estenuante guerra che Hitler e i suoi generali sapevano che non avrebbero potuto vincere.1CA68VYQSJacques R. Pauwels, autore de Il mito della buona guerra: gli USA nella Seconda Guerra Mondiale, James Lorimer, Toronto, 2002.
309913Note
[1] Gerd R. Ueberschär, “Das Scheitern des, Unternehmens Barbarossa‘”, in Gerd R. Ueberschär e Wolfram Wette (a cura di), Der deutsche Überfall auf die Sowjetunion: “Unternehmen Barbarossa” del 1941, Frankfurt am Main, 2011, p.  120.
[2] Rolf-Dieter Müller, Der Feind steht im Osten: Hitler Geheime für einen Krieg gegen Pläne morire Sowjetunion im Jahr 1939, Berlin, 2011.
[3] Citato in Müller, op.  cit., p.  152.
[4] Jacques R. Pauwels, Il mito della guerra buona: Gli USA nella Seconda Guerra Mondiale, James Lorimer, Toronto, 2002, pp 33, 37.
[5] Lieven Soete, Het Sovjet-Duitse niet-aanvalspact van 23 agosto 1939: Politieke Zeden in het Interbellum, Berchem [Anversa], Belgio, 1989, pp 289-290, compresa la nota 1 a pag.  289.
[6] Cfr. ad esempio Gerd R. Ueberschär, “Hitler Entschluss zum ‘Lebensraum’-Krieg im Osten:? Programmatisches Ziel oder militärstrategisches Kalkül,” nel Gerd R. Ueberschär e Wolfram Wette (a cura di), Der deutsche Überfall auf die Sowjetunion: “Unternehmen Barbarossa” der 1941, Frankfurt am Main, 2011, p.  39.
[7] Müller, op.  cit., p.  169.
[8] Ueberschär, “Das Scheitern …“, p.  95.
[9] Müller, op.  cit., pp 209, 225.
[10] Ueberschär, “Hitler Entschluss …“, p.  15.
[11] Pauwels, op.  cit., p.  62; Ueberschär, “Das Scheitern ...”, pp 95-96, Domenico Losurdo, Stalin: storia e critica di una leggenda nera, Roma, 2008, p.  29.
[12] Müller, op.  cit., p.  243.
[13] Richard Overy,  La Russia in guerra, Londra, 1997, p.  87.
[14] Ueberschär, “Das Scheitern …“, pp 97-98.
[15] Ueberschär, “Das Scheitern ...”, p.  97; Losurdo, op.  cit., p.  31.
[16] Overy, op.  cit., pp 64-65.
[17] Grover Furr, Khrushchev mentì: La prova che ogni ‘rivelazione’ sui “crimini” di Stalin (e Beria) di Nikita Krusciov, nell’infame ‘Discorso Segreto’ al 20° Congresso del Partito Comunista dell’Unione Sovietica del 25 febbraio 1956, è manifestamente falsa, Kettering/Ohio, 2010, p. 343: Losurdo, op.  cit., p.  31; Soete, op.  cit., p.  297.
[18] Losurdo, op.  cit., pp 31-32.
[19] Bernd Wegner, “Hitler zweiter Feldzug gegen die Sowjetunion: Strategische Grundlagen und Bedeutung historische“, in Wolfgang Michalka (a cura di), Der Zweite Weltkrieg: Analysen – Grundzüge – Forschungsbilanz, Monaco e Zurigo, 1989, p.  653.
[20] Ueberschär, “Das Scheitern ...”, p.  100.
[21] Müller, op.  cit., p.  233.
[22] Tobias Jersak, “Oil für den Führer,” Frankfurter Allgemeine Zeitung, 11 febbraio 1999. Jersak utilizzò un documento “top secret” prodotto dalla Wehrmacht Reichsstelle für Mineralöl, ora nella sezione militare dei Bundesarchiv (Archivio federale), file di RW 19/2694.
[23] Ueberschär, “Das Scheitern …“, pp 99-102, 106-107.
[24] Ueberschär, “Das Scheitern ...”, p.  106.
[25] Ueberschär, “Das Scheitern ...”, pp 107-111, Geoffrey Roberts, Le Guerre di Stalin dalla prima guerra mondiale alla guerra fredda, 1939-1953, New Haven / CT e Londra, 2006, p. 111.
[26] Andreas Hillgruber (a cura di), Der Zweite Weltkrieg 1939-1945: Kriegsziele und Strategie der Grossen Mächte, quinta edizione, Stuttgart, 1989, p.  81.
[27] Annie Lacroix-Riz, Le Vatican, l’Europe et le Reich de la Première Guerre mondiale à la guerre froide, Paris, 1996, p.  417.
[28] Daniel Bourgeois, Affari helvétique et troisième Reich: Milieux d’affaires, politique étrangère, antisémitisme, Losanna, 1998, pp 123, 127.
[29] Ueberschär, “Das Scheitern …“, pp 107-108.
[30] Bourgeois, op.  cit., pp 123, 127.
[31] Pauwels, op. cit, pp 68-69; citazione di Hans W. Gatzke, “Germania e Stati Uniti: Una relazione speciale?”, Cambridge/MA, Londra, 1980, p.  137.
[32] Wegner, op.  cit., pp 654-656.
[33] Ueberschär, “Das Scheitern ...”, p.  116.
[34] Clive Ponting, Armageddon: la Seconda Guerra Mondiale, Londra, 1995, p.  130; Stephen E. Ambrose, Americani in guerra, New York, 1998, p.  72.
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1471285Traduzione di Alessandro Lattanzio – SitoAurora